La historia de la profesionalización de los cuidados de larga duración ha evolucionado significativamente desde sus inicios (los cuales no son tan lejanos), adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad, según la conciencia social de cada época, y los consecuentes cambios y/o avances en políticas sociales y de salud. Este proceso ha sido crucial para ir mejorando la calidad de vida de las personas dependientes y empezar a enfocarse en garantizar una atención más humana y efectiva.
El concepto de “Humanización de los Cuidados” en el sector sociosanitario, es un enfoque relativamente moderno, que busca transformar la manera en que se presta atención a las personas dependientes, enfocándose no solo en sus necesidades exclusivamente médicas, sino también en sus dimensiones humanas, emocionales e incluso, espirituales, así como en sus fortalezas. Por lo tanto, se podría decir que la humanización de los cuidados trata de proporcionar una atención integral que respete y valore la individualidad de cada persona, en todas sus dimensiones.
En la actualidad, algunos de los aspectos en los que nos podemos o más bien, debemos apoyarnos como profesionales del ámbito sociosanitario, para brindar unos cuidados más alineados con el concepto de “humanizados”, pueden ser los siguientes:
Atención Centrada en la Persona (AICP): El modelo AICP es fundamental para la humanización de los cuidados. Este enfoque se basa en adaptar los servicios a las necesidades, preferencias y hábitos de cada individuo, es decir, en personalizar la atención y respetar los deseos de los residentes, como sus horarios preferidos para actividades diarias, en lugar de que sea la persona usuaria la que se adapte a la institución o servicios.
Formación y Sensibilización de los Profesionales: La formación de los profesionales sociosanitarios en habilidades blandas o transversales, como la empatía, comunicación, etc, es crucial para la humanización de los cuidados. En este sentido, destaca la importancia de la formación integral de los futuros profesionales y la sensibilización constante de los actuales, para que comprendan mejor las vivencias y necesidades de las personas usuarias. Esta formación ayuda a que los trabajadores sean más empáticos y comprensivos, lo que mejora la calidad de la atención, así como la satisfacción de las profesionales.
Relación con las Familias: Mantener una comunicación continua y transparente con las familias de las personas usuarias es vital para la humanización de los cuidados. Este enfoque fortalece la confianza y asegura que los cuidados proporcionados estén alineados con las expectativas y necesidades tanto de la persona usuaria como de sus seres queridos. Este tipo de relación es fundamental para crear un ambiente de confianza y colaboración en el cuidado.
Adaptación del Entorno Físico: La creación de entornos físicos que promuevan la comodidad y la seguridad de la persona usuaria, es otro pilar de la humanización de los cuidados. Espacios diseñados para ser acogedores y seguros pueden contribuir significativamente al bienestar emocional y físico de estos. Estudios han demostrado que estos entornos mejoran la experiencia y favorecen una recuperación más rápida y efectiva.
Retos y Oportunidades
La humanización de los cuidados en el sector sociosanitario enfrenta varios desafíos, como la presión por la eficiencia y la tecnificación de los servicios de salud. Sin embargo, es esencial encontrar un equilibrio entre estos factores y la necesidad de una atención más humana y personalizada. De esta forma, se torna de vital importancia que la revolución tecnológica (asistentes virtuales, etc.) en los servicios sociosanitarios vaya acompañada de una transformación basada en el componente humano, destacando valores como el compromiso, la ética o la empatía
La humanización de los cuidados sociosanitarios no solo mejora la calidad de vida de las personas usuarias de los servicios, sino que también enriquece la experiencia laboral de los profesionales. Al centrarse en la empatía, la personalización de la atención y la involucración activa de las familias, se puede construir un sistema de cuidados más humano y efectivo. Es imprescindible tener siempre en cuenta este enfoque integral, en la estrategia (sea cual sea) elegida para enfrentar los desafíos del envejecimiento poblacional y las crecientes demandas de atención a la dependencia.